Después de bastante tiempo de no actualizar este blog, me encuentro una vez más escribiendo respecto a una de las situaciones que todos sabemos que nos deberemos enfrentar algún día pero que todos casi siempre evitamos.
El fin de semana dejó de existir el Profesor Amando Palafox de la Vega.
Es una pérdida sensible para el mundo de la Esgrima en México y más aún para todos aquellos que fuimos sus alumnos y tuvimos la oportunidad de aprender un poco de todo lo que él sabía.
Al morir casi todos nos convertimos en buenas personas, tiende a olvidarse los males que causamos o los errores que cometimos y en muchos casos como éste, realmente es lo correcto.
El Profesor Palafox, en boca de todos sus alumnos (incluyéndome) tuvo siempre un gran entusiasmo por la esgrima, entusiasmo que contagió con facilidad a todos los que le rodeaban. De carácter modesto, era de mayor valor para él la satisfacción de haber enseñado que la paga que recibía por sus valiosas lecciones.
Con sus 73 años acuestas, tenía mucho más energía que la gran mayoría de sus alumnos. Era capaz de var darias clases seguidas sin demostrar el gran esfuerzo físico que para él, como diabético debía representar.
Siempre recibía la nueva lección con una sonrisa en el rostro, y dispuesto a enseñar todo lo que él sabía, demostrando en muchas ocasiones que dominaba la esgrima al grado de enseñar con precisión incluso a sus alumnos más avanzados.
Es realmente una pena que un hombre tan dedicado a uno de los pocos deportes que le han dado prestigio mundial a México estuviera tan desperdiciado por el deporte y que lo que podía ganar impartiendo clases grupales e incluso privadas apenas le permitiera sobrevivir.
A mi primer maestro de armas, en donde quiera que te encuentres y si hasta tí llegan estas palabras, deseos y pensamientos, ¡Gracias infinitas! no sólo por haber compartido tu conocimiento, sino por haber compartido tu tiempo en estos últimos años que pudimos conocernos.
Propongo que, a la usanza antigua (y en algunos casos no tan antigua), en lugar de referirnos a él como el Profesor Palafox, lo hagamos como al Maestro Palafox.
Maestro en toda la extensión de la palabra así como en el carácter de maestro de armas tal y como incluso en otros idiomas se sigue utilizando el nombramiento.
In memoriam.
Amando Palafox de la Vega (1937 - 2010)
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Me uno a este luto como esgrimista y como amigo para sus familiares.
ResponderEliminarAmando fué un gran hombre cuyo legado persistirá en todos nosotros que compartimos algunas horas de su vida.
Mis más profundos respetos,
- Jorge Salomón Atala
Descanse en paz el Maestro. ¿Qué se puede decir de él? ¿Sencillo? NO! ¿Humilde? ¡MENOS! Pero lo que sí: una gran persona; amigable, franco; alegre (siempre con una sonrisa para sus alumnos). Había algo en su mirada; como un dejo de sorpresa y curiosidad de un niño ante la vida; extrañamente combinada con su aura protectora, casi paternal: curiosa combinación que inducía esa mezcla de confianza-respeto que une al discipulo con su maestro.
ResponderEliminarComo instructor, exigente como el solo, perfeccionista; pero sumamente paciente (si lo sabré yo). Tenía un gran conocimiento de la esgrima, lo que en sí ya es razon de celebrar; pero tambien tenía la cualidad de poderlo transmitir a aquellos que realmente se interesaban (y salpicar un poco a muchos otros que papaloteabamos en su cercanía).
¿Qué mas decir? El hombre de la anécdota curiosa; "de los 10 minutos, pero bien"; de la lección de vida en la punta de la lengua. Chispa de locura; confesor, pilar de seriedad, e incluso abrigo de los desvalidos. Generoso como pocos, sarcástico como nadie...en fin, 10,000 palabras no para describirlo y sin embargo, una de ellas lo dice todo: Maestro. Así que Maestro Palafox; brindo por usted.
Roberto A. Lopez