Con el permiso de Tadeo Aguilar y Manuel Castro, reproduzco un correo que a más de uno puede llenar de emoción por practicar este maravilloso deporte.
Hola a todos. Quiero compartir con los esgrimistas de el Salón Rubí este correo que me manda Manuel Castro, viejo esgrimista de mi época (1978-1988), floretista rápido e inteligente, guitarrista clásico consumado, ingeniero químico de profesión, y amigo entrañable con quien compartimos viajes y competencias en muchos países.
Manuel, con tu venia lo reproduzco y te mando un abrazo.
Te esperamos mañana jueves:
Hola Tadeo
No sabes con cuanta atención leo tus correos promoviendo e invitando a la comunidad esgrimística que se ha congregado en torno tuyo, siento mucha tristeza de no poder todavía unírmeles ya que el trabajo ha estado muy demandante, pero en espíritu estoy siempre con ustedes.
¿Sabes que fue el leer sobre aventuras de personajes del siglo XVI y XVII lo que me acercó de chamaco a la esgrima?, siempre he sido de imaginación febril y la lectura de libros de Emilio Salgari (El Corsario Negro, Sandokan, Yolanda, Morgan) tenía mi mente llena de fantasías y me veía enfundado en ropas de la época, batiéndome a duelo detrás de una iglesia como lo hacía Scaramouche. En cada competencia a la que asitíamos yo imaginariamente me despojaba de mi ferreruelo (capa) y mi chambergo para ponerme la careta y subir a la pista.
He sido mil personajes, todos avezados esgrimistas y muy recientemente, es decir en los últimos diez años, el Capitán Alatriste (¿conoces el personaje de los libros de Perez Reverte?) es quien me ha hecho soñar con aventuras y duelos con su perpetúo enemigo Gualterio Malatesta.
Te agradezco desde lo mas profundo de mi memoria y espíritu de esgrimista los momentos que me haces vivir con tus relatos y esto me conduce a preguntarte ¿has leído libros de este autor (Arturo Perez Reverte) El usar, el Maestro de Esgrima, El club Dumas, Las Aventuras del Capitan Alatriste?, como esgrimista creo que son lecturas que te llenarán de emoción, te los recomiendo ampliamente.
Bueno me despido, recojo mi espada y mi daga, me pongo la capa y mi chambergo de ala ancha, que alguna aventura me espera allá afuera, en algún callejón oscuro he de toparme con algún matarife que quiera cruzar su acero con el mío y me dará la oportunidad de renovar mi licencia de esgrimista, como decía don Juan de Maraña, la licencia de un buen duelista es mantenerse vivo.
Un abrazo para ti y un saludo a todos
Manuel Castro
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